lunes, 5 de agosto de 2013

Cosmética ancestral

     Desde las Antiguas Civilizaciones, el aseo y acicalado personal ha estado siempre presente como un elemento clave de las sociedades. Una de las más fascinantes, Egipto, hizo del cuidado del cuerpo casi un culto hace miles de años.
      En algunas épocas del Antiguo Egipto, el rasurado corporal, incluido el del cabello, se impuso como moda. Y no sólo cumplía funciones estéticas, sino también higiénicas: el olor corporal (que combatían como a un enemigo por ser considerado intolerable, incluso entre las clases más modestas) era menor si el vello se eliminaba. Se evitaban los piojos y las liendres. Y las pelucas, usadas en ceremonias, banquetes, etc., cumplían funciones protectoras frente al implacable sol egipcio. De hecho, incluso para las labores agrícolas, los campesinos utilizaban pelucas sencillas.
     Se aseaban cada mañana y al caer el sol, antes y después de las comidas, usando en ocasiones natrón mezclado con otros componentes detergentes para una buena limpieza de la piel.
     Usaban con profusión aceites y bálsamos perfumados con los que se ungían el cuerpo, fabricados con mirra, incienso, sándalo, ... , remediando la sequedad cutánea y conservando la piel hidratada y tersa. En los banquetes, sobre las pelucas, colocaban conos de grasa perfumada que se iban fundiendo con la temperatura ambiental, exhalando fragancias dulzonas que impregnaban la atmósfera de la estancia.
     El maquillaje de los ojos, un tanto "excéntrico" desde el canon de belleza clásico, se fabricaba a partir de polvo de galena o de antimonita (sulfuro de plomo o de antimonio), y lo utilizaban hombres y mujeres para resaltar la belleza de los ojos. Pero también tenía una función profiláctica: la galena es un desinfectante, estimula los lacrimales (humedeciendo los ojos continuamente) y protege del deslumbramiento del sol. Aun hoy en día, el khol sigue utilizándose habitualmente.
     Las cosmética inteligente, pues, no es algo que ha surgido en nuestro tiempo, sino que tiene su origen hace miles de años, y de esa sabiduría milenaria aprovechamos y adaptamos aquello que mejor encaja con nuestra vida actual.
    Con una fragancia que recuerda sin duda a las que podían emplearse en el Antiguo Egipto, y con ingredientes ya conocidos entonces, íntim oil de La Maleta Roja es un aceite íntimo para el cuidado femenino,  hidrata, cuida y suaviza la piel más delicada de nuestro cuerpo, nutriéndola en profundidad, aumentando la sensibilidad y mejorando nuestra sexualidad. Tiene una acción aromaterápica (las esencias, a través de nuestro olfato, viajan hasta el cerebro donde activan nuestra memoria genética de la libido) y dérmica (provoca una agradable sensación cálida,  favorece un suave incremento de la temperatura).
     ¿Vemos su composición?
  • Aceite esencial de lavanda: conocida desde antiguo en toda la zona mediterránea, la lavanda (espliego, cantueso), tiene propiedades antiinflamatorias, tranquilizantes en estados de estrés e insomnio, analgésicas, es un buen desinfectante y cicatrizante de pequeñas heridas. También estimula el apetito sexual.
  • Aceite esencial de sándalo: también conocido en la antiguas civilizaciones (India, Egipto, Mesopotamia), posee cualidades desinfectantes y antisépticas. Es, además, un estimulante y un tónico sexual. 
  • Aceite esencial de pachuli: quizás la fragancia más dulzona, también usada desde la antigüedad en base de perfumes y ungüentos, es muy efectivo para dermatitis y pieles agrietadas y un buen estimulante.
  • Aceite de almendras dulces: usado desde tiempo casi inmemorial, es un excelente nutriente y protector de la piel y las mucosas.
  • Aceite de jojoba: la nota más "contemporánea", originaria de América y utilizada por los nativos de Norteamérica como tónico capilar y remedio de problemas en la piel, comienza a usarse en la industria cosmética en Occidente ya mediado el siglo XX. La jojoba es un excelente activo cosmético hidratante, que penetra en la piel sin dañar la transpiración de la misma. 
     Usa íntim oil con tu pareja para un masaje relajante, como parte del juego previo, sola en tus momentos de intimidad... O simplemente, empléalo como cuidado diario de tu cuerpo.
     Y quiérete infinitamente.