jueves, 2 de mayo de 2013

...¿Y si soy asesora?

Hace ya unos años, una buena amiga, Ana, se embarcó en esta aventura de la Maleta Roja. Me quedé un poco ojiplática, y no por el tema en sí (ninguna somos mojigatas), pero yo tenía una idea un tanto propia de lo que podía ser una reunión de este palo.

De cualquier forma, estuvimos encantadas de hacer una reunión de prueba. Recuerdo que fue muy divertido y  nada de lo que era (o yo creía que era) una reunión "tuppersex": desfile de cacharros de dimensiones considerables, muchas risas... vamos, un rato divertido y a otra cosa, mariposa.
Pero... ¡no! Su Maleta Roja estaba llena de un montón de cosas que ni sospechaba: cosmética erótica para momentos íntimos y para exhibir en público (pero de forma sutil), productos de salud femenina, fragancias, sabores... y sí, claro: cacharritos, incluido alguno de tamaño considerable. Una Maleta Roja de asesora principiante y me dejó con la boca abierta.

Tras esa reunión hubo varias más: un par de ellas con compañeras de trabajo, un reunión mixta (la primera para Ana), una despedida de soltera que organicé... Y alguna otra más acompañando a Ana en sus reuniones. Y en todas me pareció tan interesante, que empecé a pensar en que igual yo no haría mal papel en esto...

Además de estar en un buen puñado de sesiones de su Maleta, en mis tiempos universitarios participé varios años como monitora voluntaria en programas de educación afectivo sexual con estudiantes de secundaria... que suponía que de algo (de mucho) podría ayudar todo aquello que aprendí y compartí.

Pero fue de nuevo Ana la que me dio el empujón definitivo, y me hizo proposiciones. Y acepté. Y en estas lides me encuentro: asesora de la Maleta Roja.

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